EL HOMBRE DE LA BOLSA
Capitulo IV
Capitulo IV
El Chiste
Micosa es parte de una cola de cinco carros en el supermercado habitual. Su obsesión es tal que no puede evitar sufrir nervios y ansiedad, las demás personas tienen los mismos inconvenientes que él para abrir las bolsas sin darle la importancia neurótica que propone Micosa.
La cajera ya es una conocida de Micosa, un carro antes de que sea su turno suele acentuarse e intensificarse esa sensación en la piel que le produce la claustrofobia de no poder luchar contra la industria hostil de las bolsas. La Cajera levanta su cabeza suavemente y clava sus ojos en él, con una mueca de media sonrisa que resalta sus púberes olluelos en las mejillas le hace saber que esta a salvo, ninguna bolsa va a poder contra él mientras ella este sentada en el mullido sillón de la caja.
Una vez en el campo de batalla Micosa sube todos sus productos a la caja, no son mas de veinte, ella antes que nada despega una enemiga y a medida q marca los productos ella misma los mete en bolsas cual cajero por vocación. Micosa siente un temblor en su abdomen, sus intestinos se hinchan apretándose entre si, la sangre viaja a velocidades poco habituales, esta rebelión dentro de su ser provoca excitación de juventud y se cuelga observando a la Cajera remendar su pata floja.
Micosa ocultando sus manos detrás de su espalda.
Micosa:
Elegí una…
Cajera:
En cual está?
Micosa:
En la que elija, usted es la dueña de mi atención por lo tanto tiene derecho a acertar…
Continuará…
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