lunes, 30 de mayo de 2011

A Base de Mierda

Capitulo VIII
Segunda Temporada.


Presión Genital

Paredes de tierra húmeda recubren el tunel por donde transita Beto, ve muy lejos luces y escucha ruidos pero falta camino por recorrer.

Beto va tanteando las paredes con las manos tratando de mantener el equilibrio, el olor a humedad casi no lo deja respirar, ya esta unos noventa metros bajo tierra y el oxigeno no abunda para los que no están aclimatados a ese tipo de cuevas. Se encuentra con una pared de madera muy húmeda y un silencio que acapara hasta los ecos, golpea y la puerta se abre invadiéndolo luces que lo enseguesen por segundos y un reggaeton que le llena los oídos de sonidos. Logra abrir los ojos y enfocar el lugar donde se encuentra y lo primero que observa es a Osama sobre una mesa con tres chicas muy jóvenes bailando el típico ritmo centroamericano denominado "perreo".

Dos de las chicas son rubias de dieciséis años aproximadamente y la otra morocha de casi veinte años, lucen corpiños de lentejuelas negras y bombachitas tan chiquitas que parecen pintadas en sus cuerpos, son de origen argentino con lo cual el agasajo para Beto es doble y le hace sentir mas suave el desarraigo.

Osama lo llama desde la mesa donde esta perreando con las chicas, Beto prefiere tomar algo que le saque la inhibición que le provoca la situación tan particular que esta viviendo. Se acerca a un pozo que hay en un rincón de la cueva y ve muchas botellas de whisky que por el aspecto parecen de buen nivel, mira para todos lados buscando complicidad en alguien para tomar una y de lejos Osama en cuero y slip le revolea la mano dándole a entender que le de tranquilo. Beto se sienta en el piso y toma el whisky de la botella, se lo toma a sorbos agigantados para entrar en estado antes que se vayan las chicas. Tardó solo diez minutos en verle el fondo a la botella y vomitar dos veces, se intenta parar e ir al centro del lugar donde Osama esta metiéndosela por el culo a una de las rubias mientras que la morocha aloja su cara por debajo del cuerpo de la rubia planchando los huevos de Osama con leguetazos constantes. En el camino Beto cruza a la rubia que no está cojiendo con Osama y la manotea, ella entiende el código rápidamente, se arrodilla y se pone la flaca muerta verga de Beto en su boca, él la mira desde arriba apreciando picadamente el momento de la rubia y su verga, ella también lo mira contrapicadamente con media pija en su boca y excesos de baba por toda la cara.

Osama termino de cojer con sus dos chicas, se sienta en la mesa y whisky de por medio limpia un rifle que lleva siempre con él y por momentos las hace felar el caño mas largo del arma.

Beto está en una relación muy intensa con su chica, la tiene acostada sobre las botellas de whisky boca abajo mientras él le mete su verga media fofa por el culo, el movimiento es constante aunque no de lo mejor, ella con el cuello torcido lo mira fingiendo q esta sintiendo la verga de dios en su huracán de cuero, una botella de whisky explota cerca de la cara de la chica y está se asusta y se da vuelta, Beto siente que esta por tirarle su chorro de crema por lo tanto ignora lo sucedido y la aprieta todavía mas contra las botellas haciendo mas fuertes sus movimientos para lograr el éxtasis hasta que se produce la explosión en masa de todas las botellas que le hacen de colchón a la chica, ella empieza a sangrar por todos lados, él saca su pito del cuerpo femenino y mira como las botellas explotan y se encargan de destruir el cuerpo de la joven. Beto siente una fuerte presión en los huevos.

Las botellas rompen cada pedazo de carne de la chica sin darle posibilidad a escapar, Beto observa el espectáculo sanguíneo que produce esta situación pero la presión que siente en sus huevos no lo deja pensar en otra cosa que en acabar. Ve que en una de las puertas de la cueva hay un negro que hace de seguridad o algún tipo de servicios para Osama, Beto lo llama y exige que se le agache frente de él ejerciendo  su condición de Amo ante su Súbdito. El negro sin preguntar nada hizo caso a la orden de su dueño y quedo agachado con la bragueta de Beto frente a él. En un instante le cae un chorro de crema media cortada en el medio del tabique al negro, recorre la lisa y contrastada cara del negro, es un pequeño hilo de leche espesa que se mueve al ritmo de su dueño, pasea por su mejilla esquivando una cicatriz de guerra, entra en la huella de la sonrisa y termina como un paréntesis bordeando su boca...

Continuará...
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